sábado, 28 de junio de 2008

lavando lechuga



Dejó que su vida se hiciera aburrida. Podía haber sido otra persona. Podía haberse tatuado una estrella en el codo.

Pero no ocurrió.

Bocadillos de tristeza con salsa de angustia.
Vivir en ese irse marchando.

Entoncés ocurrió.

Mientras lavaba la lechuga. Algo coagulado pero a la vez ligero se movía en su interior, subía desde lo pies. Era el placer de sentirse viva. El cuerpo ofreciéndole un anexo de su mejor.

Y lo aceptó.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hmm, a pesar de que tiene un final esperanzadoramente abierto y pujante, no puedo evitar un cierto regustillo amargante en la lengua...

Hola, hacía mucho que no me pasaba por aquí!

:]

Anónimo dijo...

Y yo que sí me tatué, no una estrella, sino cinco... mejor hubiera sido tatuarme una lechuga, por lo que veo.

Un saludo (yo también hacía tiempo que no venía por aquí. Ha sido un placer. La visita de hoy, digo, no el tiempo que he estado sin venir)

Don Peperomio dijo...

Y eso que la lechuga no engorda.
Si llega a estar lavando unos donuts de chocolate o un filete con patatas...qué hubiera pasado?

Anónimo dijo...

Precioso.

Hay que aceptar siempre la vida... llenarse de ella y quererla. Es tan egoísta que si te no la cuidas se va y no vuelve...

Bss!

dijo...

es realmente hermoso este texto... también tengo tatuada yna estrella, capaz que la convierto en lechuga...
besos

RMS dijo...

Como lo dijo Neruda : "...Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos..."

La vida es un eterno atrevimiento.

Abrazo.

divan dijo...

La vida no se pudre solo se transforma en mierdas si te descuidas

38 grados dijo...

Renton- Aunque haga mucho que no pases, ya sabes que aquí en 38's house se te aprecia.

Sabelilla- pues una lechuguita tatuada en la nalga...sería para comérsela, no? tarda lo que quieras, y ven cuando quieras. Aquí no hay horarios ni fechas, ni compromisos.

Martin- Pues que le hubiera aparecido una imagen Mariana.

Maktub- Llenarse de vida, hasta las trancas. Que solo hay una, y rápida.

Enredada- estrellas, lechugas, da igual. Algún referente que nos ponga los pies en la tierra y nos dé vida.

Rammses- Me atrevería a añadir que la vida DEBERIA ser un eterno atrevimiento. Otro abrazo, amigo.

Divan- Por eso, ándemos atentos antes de que huela mal. Gracias por tu visita.

Roberto dijo...

"bocadillos de tristeza con salsa de angustia..."

menudo verso, sonoro, sublime, insoportablemente hermoso...

un abrazo

nos dormimos sin hablarnos dijo...

A veces necesitamos oír la campanilla de un hada, para reponer esa magia que se perdió por desgaste.

En la vida real, descubres que a veces en vez de ser un hada, es un tío calvo con mucho pelo en la espalda; y en vez de una campanilla, es un tambor de detergente de los de antes y una cuchara, menos bucólico pero igualmente efectivo.

Un beso con mucha energía estática

En el Nucleo dijo...

una clara prueba de que cualquier cosa puede hacer despertar las ganas de vivir,por mucho que se hayan olvidado.
muy buena publicacion.
un saludo

Jon Doe dijo...

Es curioso como a menudo la cotidianidad se rompe en un cotidiano. Lavar una lechuga, planchar una camisa, redactar la lista de la compra...

Ocurre que los cotidianos hacen click dentro, se enciende una bombilla olvidada, dada por fundida, y damos a luz extraordinarios. Como lavar una lechuga, como contar extraordinariamente como lavando una lechuga puede ocurrirnos la vivencia de vivirse.

Un abrazo prevacacional, grande claro (como tú).

Mel Alcoholica dijo...

¿Un gusano? ¿O el gusanilo?