Dijo Raimon Panikkar: "Vivimos en un tiempo en el que se pretende que el rosal crezca rápidamente tirando de sus hojas...la felicilidad es inversamente proporcional a la aceleración".
Que el rosal crezca rápidamente tirando de sus hojas...
Que el rosal crezca rápidamente...
Que el rosal crezcca...
el rosal...
(me estoy desacelerando)
no seré si seré feliz, pero mientras sepa admirar la belleza escondida en una rosa, creo que ya llevo mucho ganado.
12 comentarios:
Bienvenido tu elogio de la lentitud, la calma -incluso la pereza- en estos tiempos de ritmo vertiginoso. Cuando el mundo gira sobrerrevolucionado, qué bueno bajarse un rato a mirar, oler y acariciar las rosas quietas al borde del camino -las cosas importantes necesitan su tiempo. Y ya veremos si uno vuelve a subirse de nuevo.
Saludos calmos.
Ah, la aceleración....
Tengo que desacelerarme, tengo que desacelerarme...Es realmente verdad, tan acelerada no se disfruta de lo de alrededor.
pd. Cuanta menos intención tienes de hablad de tí, más me parecen tus posts que hablan de tí. ;)))
(vaya trabalenguas)
Besitooooos.
Sobre todo si no tenemos que arrancarla de donde crece.
Ésa es la esencia de la vida...
Buf, el post mas sabio que he leído en mucho tiempo!
Besicos
La belleza a través de la mirada sosegada, pausada, serena, el goce que nos proporciona su aroma, la suavidad del contacto con sus pétalos través del tacto y el doloroso pellizco de sus espinas al clavarse en nuestros dedos inevitablemente al cogerla.
Una de las enseñanzas básicas que más me está sirviendo es apreciar el valor del tiempo, el ritmo tranquilo y necesariamente desacelerado de los acontecimientos (el todo a su debido tiempo) para disfrutar de la vida, de cada uno de sus momentos y de lo acumulado en nuestro equipaje, que a fin de cuentas es lo que nos queda. Y ya se sabe, una mochila mal hecha no aprovecha el espacio, se tarda más en tratar de encontrar cualquier cosa y se corre el riesgo de con las prisas, dejársela semiabierta e ir perdiendo a cada paso algo en el camino.
Hace tiempo leí sobre un movimiento en los eeuu (dónde si no...) que apostaba por desacelerar.
Era algo así como Slow Down... no recuerdo bien.
Tampoco recuerdo bien qué medidas decían llevar a cabo...
Como se puede comprobar, mi aportación a tu blog ha sido valiosísima.
:[
La felicidad se encuentra en cada una de las pequeñas cosa que nos rodean.. solo hace falta mirar adecuadamente!
Y si, Panniker tiene toda la razón: las prisas no son (ni serán nunca) buenas!!! :-)
Un beso de la "nueva", desde mis montañas...
Me encanta la foto ;)
Te dejo un beso, o dos, o tres...
Lo que has escrito me recuerdo a esto:
"Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
(....*)
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado..."
Perdemos hasta cuando ganamos.
Vivimos en un mundo donde se premia la aceleración, tenerlo todo en un abrir y cerrar de ojos, lo cual se ha extendido al ser y el sentir del humano. Revaloremos el arte de la espera. Con paciencia, para disfrutarlo como se debe y no convertirlo en algo efímero.
Saludos desacelerados.
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