martes, 21 de agosto de 2007

Microhistoria 1: Mirada inquieta a un cenicero


Se pasó hora y media mirando a un cenicero. No hay colillas. Todo se había desvanecido por completo excepto la visión de ese cenicero, limpio, que no tiene miedo a que le aplasten con algo ardiendo. Vivir sin sentimientos, sin recuerdos, como ese cenicero transparente. Su principio y su fin es el mismo; el mío todavía no ha llegado el momento. El cenicero vive la vida en una niebla, y nosotros, que vivimos animados, sentimos la ceniza en nuestras espaldas.

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