8:00 a.m. Zumbidos de ciudad. Demasiado café en el aire. Gente por las calles andando al estilo cromosoma.
8:03 a.m.Escaparates hinchados, miradas con aroma a humo, necios lugares por los que no tienes intención de volver a pasar. Pared de hormigón y graffiti que te engulle hacia un metro sin cielo.
8:07 a.m.Lees el poema más corto del mundo "dejen salir antes de entrar". Piensas en extrapolarlo a tu vida.
8:09 a.m. 28 minutos para pensar en dejar el trabajo, tu pareja, vender los antiguos muebles y ser un espléndido nómada.
8:10 a.. Alisas el fino vello de los brazos y el reloj te anuncia que quedan 27 minutos para dejar de pensar en tus propias mentiras.
8:37 a.m. Elevas la cabeza y ves un trocito de cielo. Aire frío. Contaminado. Incierto. Una señora con cara de hoja de papel en blanco te pide cincuenta céntimos para un cortado. Le das un euro para una caña. No sabes si has hecho bien o mal. Quieres emborracharte con ella. Oyes tus pasos hasta el edificio acristalado.
8:40 a.m. Puntual. Te tranquiliza la aritmética, la lógica, el orden de tu oficina. Ese falso bienestar que te has creado.
8.41 a.m. Vuelven tus zumbidos.