Quien sabe ser dulce tiene media vida ganada. Los agrios cortan las bilis ajenas y empachan de mal olor los diálogos, el aire y las estancias.
El arte de vivir está hecho para los que sonríen, para los que son capaces de no malgastar su tiempo en una cara fruncida y mirarse al ombligo. Me gustaría que por un momento todos se atrevieran a sonreirte cuando estás al borde de algo.
Quiero ser ojos de miel y risa de caña de azúcar. Quiero ser dulce y regalar un adiós con aroma a chocolate. Y si me cuentas una historia, que sea de risas.
(foto: Frederic Pascual)
2 comentarios:
Adelante. Seguro que hay gente (quizá no mucha, pero sí la justa) que sabrá apreciar y agradecer esa dulzura.
Saludos edulcorados y risueños.
El azucar es bueno y esta rico!! jaja xo a ver si luego te vas a empalagar y no te gusta..... ^^
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