Cuántas veces hemos querido obtener respuestas, sin éxito. Cuántos días hemos intentado vivir soñando y no nos han dejado. Cuántas mañanas parecen noches, y no nos quejamos. Cuántas horas perdemos al día, pensando que somos necesarios. Dejamos que el mundo nos coma, creyendo que sus mordiscos son halagos y no nos sale sangre. Empleamos saliva y esfuerzo en hacer creer que los demás nos interesan cuando sólo somos testigos de nuestro propio egoísmo. Respiramos hondo ante el malestar, dibujamos garabatos en nuestras agendas, gritamos a nuestro alrededor creyendo que nadie nos escucha. Y es cierto: nadie nos escucha. Todos estamos demasiado ocupados, o nos hacemos los ocupados para que los demás no intenten molestarnos con sus preocupaciones, sólo faltaría….
Si algún día encontráis a alguien inédito, inexplorado, dad gracias al cielo.
Si algún día encontráis a alguien inédito, inexplorado, dad gracias al cielo.
1 comentario:
Yo ya me he resignado a todas esas cosas... Ahora sólo intento buscar la diferencia, lo que pasa inadvertido..., tal y como tú dices: lo inédito.
No es fácil.
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